La casa de la cascada de Frank Lloyd Wright
Tan increíble como polémica, la residencia Kaufmann más conocida como Casa de la Cascada o Fallingwater house es un clásico del diseño. No es solo una obra maestra del brillante arquitecto sino el más simbólico ejemplo de arquitectura orgánica de todos los tiempos.
Una maravilla de la arquitectura moderna
Cuando se combinan a la perfección ingeniería y arquitectura sumado al riesgo de construir una casa sobre una cascada, surgen maravillas como esta. Ha transcurrido casi un siglo de su construcción (terminada en 1939) y a día de hoy podría pasar perfectamente por un proyecto innovador y vanguardista adaptable al modelo actual de casa inteligente. Esta obra de arte ha sido y será un modelo a seguir para diseñadores y constructores, imitada en innumerables ocasiones, por eso a día de hoy puede parecer un diseño «corriente» pero la realidad es que no hubo nada tan fuera de lo común e innovador para su época. La construcción de la vivienda se desarrolló entre 1936 y 1939,y se integra de forma magistral en el entorno una estructura de hormigón. Estudiando los factores medioambientales, materiales del lugar y el uso de sus propietarios. Wright había creado la “Arquitectura Orgánica”.
La historia de la esta casa se remonta a 1935 cuando el magnate Edgard Kaufmann contacta con Frank Lloyd Wright para que diseñe su casa de campo ubicada en un bosque en el estado de Pensilvania en EEUU. La familia quería una casa frente a una cascada que había en ese bosque y así poder disfrutar de la serenidad de la naturaleza. El arquitecto gozaba de muy buena fama en ese momento por lo que decidieron que era el indicado para llevar a cabo el proyecto.
En ese momento, el arquitecto estaba pasando por una depresión muy grande. Su mujer y sus hijos habían sido asesinados años atrás en la Casa Taliesin (de la cual hablaremos en otro post porque la historia es realmente interesante). Y además estaba trabajando en el proyecto de Broadacre City (un proyecto teórico y utópico que muestra lo que sería la cuidad ideal para el arquitecto) por lo que al genio no le quedaba mucha cabeza para asumir un nuevo proyecto. Aún así se comprometió a diseñar esta casa.
¿Construir una casa tradicional o seguir la «locura» de un genio?
Pasaron unos meses y el arquitecto estaba completamente desaparecido, por lo que el propietario se puso en contacto con él, quien le dijo que había trabajado mucho en su proyecto aunque aún no le había mostrado nada. Kaufmann no le creyó y se presentó por sorpresa en su estudio. Según cuenta la leyenda, en las dos horas que tardó en llegar al estudio del arquitecto, este realizó el diseño del proyecto. El cual le dijo: yo quería una casa frente a la cascada, no sobre ella. A lo que el genio contestó: quiero que viváis sobre la cascada y seáis uno con ella, no solo que la miréis desde el frente. Esto dejó totalmente maravillado a Kaufmann, el cual accedió a seguir adelante con el proyecto.
La armonía entre el hombre y la naturaleza
Esta majestuosa vivienda consta de tres plantas la vivienda principal y dos plantas la casa de invitados, alojamiento para el servicio y un parking. Combina la verticalidad con los grandes voladizos horizontales, convertidos en espectaculares terrazas. Estos soportes voladizos de seis metros sobre la cascada son una auténtica locura estructural para la época, incluso para la actualidad. Solo un genio como Wright podría combinar a la perfección ingeniería y arquitectura y al mismo tiempo dotarla de un atrevido diseño que combina hormigón, acero, vidrio y las piedras del lugar.
Debido a las características del terreno, Wright ancló la estructura a una gran roca próxima a la cascada justo sobre el riachuelo y la orientó hacia el sudeste consiguiendo así que la casa se erigiera elegantemente sobre el agua. La construcción fue una operación minuciosa y complicada, aunque el resultado final aparenta pertenecer naturalmente al entorno. Se asienta sobre la ladera y se extiende por encima de las cascadas como si siempre hubiera estado allí.
Con el fin de causar el menor impacto medioambiental posible y realizar una intervención arquitectónica de forma orgánica, Wright utilizó colores de la naturaleza en su composición. Usando ocre claro en los volúmenes de hormigón en los voladizos, y rojo cherokee en los perfiles de acero que sujetan los paneles de cristal transparente. De esta forma consigue mimetizar la casa con el entorno. Para cubrir el piso de cada planta y mantener la concordancia con el resto de elementos de la casa, se utilizaron losetas irregulares de piedra natural.
El verde de los árboles, complementario del rojo, inunda toda la casa y el fluir del agua se oye desde cada rincón. La altura del suelo al techo de cada planta es reducida para que todo el protagonismo recaiga sobre las vistas aprovechando el magnífico paisaje natural alrededor de la edificación.
El proyecto incorpora amplios ventanales que ofrecen unas inmejorables y privilegiadas vistas del bosque. Las enormes terrazas son una extensión de las estancias principales, favoreciendo una sensación de unidad con el entorno. En el interior gestiona los espacios de una forma muy inteligente, adaptándose a las necesidades de sus propietarios.
A la casa principal se accede por un puente sobre el río, del cual sale un camino que lleva al usuario a un hall muy pequeño en relación a las dimensiones de la casa. Este da paso una inmensa sala de estar con un ventanal panorámico consiguiendo un espectacular efecto sorpresa. Desde la sala de estar se sale a una escalera interior que accede directamente a la corriente del riachuelo bajo la casa, esta escalera es un espectáculo en sí misma.
La cocina tiene una entrada independiente que conecta directamente con el parking, evitando de esta manera que los invitados se crucen con el servicio. Las habitaciones son relativamente «pequeñas» con la intención de reunir a la familia en la estancia principal.
La pérgola de la vivienda, como no podía ser de otra manera, es todo un éxito de la arquitectura orgánica. Wright podría haber cortado el árbol que pasaba justo por en medio para no interrumpir la arquitectura, sin embargo, interrumpe la arquitectura para no interrumpir a la naturaleza, un precioso gesto.
No todo podía ser perfecto
Desafortunadamente, la construcción tuvo problemas desde un principio. Se produjeron combamientos en la sala de estar, en la segunda planta y en las terrazas más salientes. Además, debido a su ubicación sobre un riachuelo, la casa siempre tuvo problemas de humedades. A pesar de que la casa tuviese sus fallos, su belleza es trascendental y de un valor incalculable.
La Casa de la Cascada en la actualidad
Esta construcción atemporal es un icono de la arquitectura americana de todos los tiempos. El heredero de los Kaufmann la regaló a la Western Pennsylvania Conservancy junto a las 600 hectáreas que la rodean.
En la actualidad La Casa de la Cascada está considerada como monumento nacional. Ha sido visitada por más de 5 millones de personas desde que se convirtiese en museo en 1964. El Instituto Americano de Arquitectura la ha considerado como “la mejor obra de la arquitectura estadounidense de la Historia”.